martes, 4 de noviembre de 2014

COMUNICADO DEL CONSEJO LEGITIMISTA DE ESPAÑA EN EL DÍA DE LA DINASTÍA LEGÍTIMA.


4 de Noviembre de 2014; Festividad de San Carlos, Día de la Dinastía Legítima de las Españas.
El Consejo Legitimista de las Españas, en tan señalada fecha, se dirige a toda la sociedad española con la intención de reivindicar la función auténtica de la Corona; reclamar la restitución de su verdadero titular, S.M.C. D. Carlos Javier de Borbón-Parma; y exigir la resolución de los problemas que atraviesa nuestra Patria:

Son ya más de 180 años de usurpación no sólo del trono, sino también de las Cortes de las Españas, en los que una oligarquía burguesa, alejada por completo de la realidad social de los ciudadanos, se ha impostado como clase privilegiada, dirigente y pretendidamente representante de la sociedad. Casi dos siglos de ocupación malévola de las instituciones a todos los niveles, desde La Corona hasta los Concejos, que en el sistema Foral, Tradicional Español, son el espacio participativo de autogestión en el que los ciudadanos ejercen con realidad inmediata, subsidiariamente, la Democracia directa. Que nadie confunda términos, ni patente ideas más antiguas que la eclosión liberal, pues es el Tradicionalismo, el Carlismo, quien defiende éste sistema natural en los Reinos, Principados y Señoríos de las Españas. 180 años, pues, en los que la dinastía que sin derecho ocupa el trono, ha contribuido, permitiendo unas veces, desertando otras tantas, a la destrucción de la sociedad española.

Desde el constitucionalismo no se escatiman esfuerzos en propaganda y justificación de la rama usurpadora que retiene en su poder el trono de las Españas. Series de televisión, documentales y demás formas que desde los poderes fácticos se utilizan para crear una imagen idealizada y admirable de la familia implantada, se contraponen al descontento natural de la ciudadanía, que hastiada de una parodia de monarquía que sin competencias efectivas no resulta más que un elemento decorativo de excesivo peso presupuestario, se revela como favorable a la eliminación de la institución real en su actual forma.

El desconocimiento de la alternativa real, legítima y honesta, a la usurpación de la Corona, unido al trabajo de desinformación de los medios cortesanos del régimen, que tratan de hacer parecer a la vigente familia como heredera natural de la monarquía histórica, ha conseguido que una parte cada vez mayor de la sociedad española considere absolutamente inútil mantener un linaje parasitario que, como dijo la misma esposa de Felipe llamado el sexto, "no puede hacer nada" por solucionar los problemas de los ciudadanos.

Así pues, es perfectamente comprensible que el Pueblo Español, que ha sido siempre buen súbdito cuando tiene buen Rey, esté decidiendo no aceptar los "lo siento mucho, no volverá a ocurrir"; ni a creerse lo del "tiempo nuevo", consciente de que los sucesores institucionales del Franquismo aplican la misma máxima del "que todo cambie para que no cambie nada", ven que todo se repite, que todo vuelve a ocurrir, y están diciendo Basta.

El movimiento partidario a la implantación de una república jamás ha sido tan numeroso como en la actualidad, y no ha sido esto gracias al proselitismo de los convencidos promotores del estado sin corona, sino por culpa de la estulticia de la familia ocupante. Se traduce esto en la aparición de organizaciones populistas que crecen con increÍble rapidez, recordando el proceso de surgimiento de los totalitarismos europeos de ambas corrientes en la Europa de los años 30 del siglo pasado (que en las Españas tan gravemente sufrimos desde sus dos extremos) al abrigo del descontento, clamando y en ocasiones bramando por la institución de una república.

No solo hemos de recordar las providenciales palabras de D. Jaime III advirtiendo del riesgo de que una república se transforme en instrumento del totalitarismo, sino que debemos preguntar a los actuales republicanos que se solucionaría con añadir un color a la bandera o suprimir la corona del escudo, que, con respecto a la situación actual, serían las únicas diferencias en la forma del estado.

La única opción para salvar a la patria de la descomposición a que la condenan tanto la corrupción del régimen existente como la perspectiva disgregadora de una república, es la recuperación de la organización natural de las Españas, encarnada en la figura del legítimo Rey, que mantiene unidos en su disparidad y garantiza su soberanía efectiva a los Reinos de las Españas, de los cuales la Corona es lazo de unión fraternal, y sin la cual no es posible más unidad que la forzosa.

El tiempo actual es de una gravedad histórica innegable, y ante el mismo solo cabe la reclamación de que el pacto entre el Pueblo y la Dinastía, que dio origen en sí mismo a la existencia de España, se refresque desde sus raíces, y eso sólo es posible desde el pueblo coherente y la Dinastía Legítima, de la que SMC D. Carlos Javier de Borbón-Parma es depositario en sus Derechos Reales. La Monarquía histórica de la que pretenden arrogarse la herencia los actuales impostores es un sistema garantista de servicio a la sociedad en su conjunto, sin prevalencia de clases ni orIgen, la Monarquía Tradicional que proponemos como elemento de cohesión social, no de enfrentamiento. 

Un ordenamiento natural, profundamente enraizado en los principios cristianos que fundamente la sociedad en la fraternidad y el logro conjunto de bien común, materializado en fórmulas de gobierno y decisión constantes en el principio de subsidiariedad; el reconocimiento de las competencias que le son propias a todas y cada una de las Españas, como solución a las tensiones territoriales; la aplicación de un modelo de Estado Social que tutele los derechos concretos y las libertades especificas de los ciudadanos, junto a un sistema económico justo y distributivo, son principios que ya fueron defendidos al grito de Viva Carlos V, bajo la Bandera de la Inmaculada Concepción, y que hoy siguen siendo tan aplicables y tan necesarios que seguimos enarbolándolos, y la descendencia legítima de Carlos V, perseverando en la reclamación.

VIVE DIOS
VIVAN LAS ESPAÑAS Y SUS FUEROS
GUARDELOS EL LEGÍTIMO REY

1 comentario:

  1. Carlos Javier no es depositario de nada, como no lo fueron su padre y su abuelo Javier, ese último se apodero de una herencia que se le confió como albacea.

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