Los comunicados de don Carlos Javier de 5 de marzo de 2015 y
el reciente de 9 de marzo de este año causan, en algunos, temblores en los
cimientos de su ideario (de ellos) por la utilización, por parte de D. Carlos,
de unos términos, al parecer, poco correctos, heterodoxos y dignos de anatema.
Ello puede provocar y provoca, en algunos, críticas que además de salir al
dominio público, utilizan maneras en las que se duda de su ortodoxia y
cristianismo por causa de algunos de sus ancestros.
No aclararé, todas las críticas que se difunden, pues en este
caso mi carta sería larguísima, y a pesar de ello será larga; sólo espero que
deduzcan después de esto, que si en mucho se han equivocado, por extensión
piensen que en lo que no corrija tal vez
también puedan estarlo.
Cuando se critica a don Carlos Javier por su abuelo (lo que
se dice es totalmente cierto) implícitamente se da a deducir algo que no es nada
cristiano; hay que dar pruebas. En el libro sagrado por antonomasia se puede
leer más de una vez que “no pagarán los
hijos los pecados de los padres” ¿esto os suena? El padre de San Agustín y
él mismo durante su juventud tuvieron una vida “ejemplar”. ¿Qué diríamos de San
Agustín con tal padre y tal juventud? Como me gusta fundamentar más lo que digo
os invito a leer la “Genealogía del Mesías” del evangelio de San Mateo y veréis
que Judá (uno de los doce hijos de Jacob) era un putero y Tamar no era
precisamente una doncella, que el Santo rey David era un asesino y le perdía la
entrepierna, Betsabé la mujer de Urías era una mujer fácil y la mayor parte de
los reyes descendientes de la casa de David unos impíos. Con estos ancestros y
esa lógica ¿qué no diríamos del Hijo de Dios?
Como se suele dar a entender más cosas por su pertenencia a
la casa de Orange os recordaré que la familia no se elige (luego volveré a
ello), sino que nos viene dada, y que, en una familia y país de luteranos, ser
católico no es nada fácil; que en su caso ha sido una elección el seguir al
Papa de Roma, no como en el nuestro que ha sido continuación de un contexto y
cultura católicos, y por ello tiene más valor si consideramos que esto le ha
supuesto renunciar a sus derechos a la sucesión del trono de Holanda, ya que en
ese país, por Ley Constitucional, los católicos no pueden ser Reyes de los
Países Bajos. ¿Os parece eso ser poco católico, a qué hemos renunciado cada uno
de nosotros por nuestra catolicidad para exigir a otros?
La crítica puede ser más mezquina cuando nos referimos a la
manera que tiene don Carlos Javier de ganarse la vida. ¿Acaso no tiene que
ganarse la vida como cualquiera de nosotros? ¿No sabéis que no cobra por
pertenecer a la familia real de los Países Bajos y por tanto algo tendrá que
hacer para ganarse el pan para él y su familia?¿Qué de malo hay en ser
bancario, que no banquero, o incluso banquero siempre que se sea honrado? Si
sabemos que en su trabajo no es honrado, digámoslo, pero con datos; no veamos
maldad en su manera de ganarse la vida cuando sólo nosotros la percibimos.
Sí, a mí también me gustaría que viniera con más frecuencia,
pero también entiendo que si tiene que trabajar, su tiempo no es totalmente
suyo, sólo los que detentan coronas (que reciben dinero de los contribuyentes)
pueden dedicar todo el tiempo a lisonjear a quienes les apoyan porque ellos no
tienen que ganarse la vida como tú, como yo o como don Carlos Javier, aunque me
gustaría tener su empleo. Por otra parte no es menos cierto que si bien como
ciudadano puede viajar y residir en España, eso no sería tan fácil cuando su
residencia aquí fuera como pretendiente- legítimo al trono de San Fernando.
Como titular de la Monarquía Legítima está, en algún modo, en el exilio.
Ahora me gustaría hablar de contenidos a sabiendas que a todo
no voy a llegar. Don Carlos utilizar la palabra democracia (y a esta como a otras
se le puede dar varios significados, alguno espurio) de manera distinta a lo
que estamos acostumbrados. Como doy por admitido que estaréis al día en las
encíclicas de los Papas (pues de ser buenos católicos hablamos y exigimos a los
demás) os rogaría la lectura de la Centesimusannus firmada por el Papa Juan
Pablo II, en su apartado 46 cuando habla que la Iglesia aprecia el sistema de
la democracia siempre que cumpla una serie de circunstancias (luego hablaremos
más de ella). A este respecto en la página de Lealtad Digital de fecha 9 de
febrero de este año, que luego fue difundida por la C.T.C., apareció un
artículo titulado “El Príncipe Cristiano”. En él, muy bien fundamentado, se
concluye que sólo los príncipes carlistas podían presumir de democráticos,
entendida democracia en el concepto que defiende y define la Iglesia, no en el
que otros nos han vendido y hemos comprado. ¿En qué nos basamos para pensar que
don Carlos cuando piensa en democracia no lo hace en el sentido que dice el
Papa Juan Pablo II? Aún más os diré; la democracia nació en el campo, en los
concejos abiertos que defendían nuestros tatarabuelos de 1833 y en el que
también participaban las mujeres con voz y voto, aunque ellos esa palabra no la
conocían y los que la conocían la rechazaban por estaba unida a esa revolución
y por tanto era un concepto pervertido. Pero se supone que nosotros estamos más
leídos.
Si leemos el manifiesto del 5 de marzo de 2015 ¿Qué tenemos
que alegar de ser federalista o que sea poco cristiano el apoyar el principio
de subsidiariedad, el superar el individualismo y el apoyo a la comunidad y
democracia después de lo que os he explicado? ¡AH! Falta una cosa, pero no se
puede tener un Príncipe perfecto, pues ni los Papas lo han sido, son ni serán.
La autogestión faltaba. Me malicio que o algunos tienen prejuicios en contra de ella, o no saben lo
que es autogestión. La autogestión es otra manera de llamar al cooperativismo
que no es del campo, lo que en su momento, cuando sólo el cooperativismo
agrario se conocía, insinuar su extensión a las fábricas u otros sistemas de
producción, y por tanto de distribución de la riqueza, era ser tildado de
socialista en el peor de los sentidos. Si leemos algo de aplicación al caso
concreto de la doctrina social de la Iglesia, puedo ayudaros diciendo que el
actual arzobispo de Granada, nada sospechoso de progresista, don Francisco
Javier Martínez Fernández, bendice la autogestión como otra manera lícita de
producir riqueza adecuadamente y excelente distribución de la misma. La
encíclica “Laborensexercens” (Juan Pablo
II) en su punto 17 habla del “empresario indirecto” y en el 17.1 añade que este
concepto puede extenderse “a toda la sociedad” ¿Entonces qué hay de poco
cristiano en intentar extender lo más posible este medio moralmente lícito de
producción?
Sin dudar de que ha habido impulsos internacionalistas
nacidos de sociedades nada católicas, no es menos cierto de que el Papa Juan
XXIII en la “Pacem in terris” habla de la necesidad de una autoridad pública de
alcance mundial (136,137) para en el 138 proponer los criterios para dicho
establecimiento. En la encíclica “Gaudium et spes” del Papa Pablo VI dedica
toda su Sección II a“edificar la
comunidad internacional”. El Papa Francisco también habla de aprovechar la
globalización para extender el Evangelio en su exhortación apostólica
“Evangeliigaudium.” Y para mi maldad ¿qué es la Iglesia Católica, sino la obra
de Cristo con vocación de universalidad y por tanto de globalidad? Dado que lo
que nos viene, en lo que se refiere a Europa, es algo ineludible,¿qué mejor que
don Carlos Javier nos anime a poner nuestra experiencia (que sólo los carlista
tenemos) y nuestro grano de arena para que la mala experiencia española no se
repita y convierta en mala experiencia europea. Lo contrario será dar cabezazos
contra la pared, y sólo conseguiríamos ganar si todos los carlistas fuéramos
aragoneses, pero no es el caso.
En lo que concierne a la ecología que el Papa Francisco ha
puesto de moda, es algo que viene de antiguo en la doctrina de los Papas, si
bien no de una manera tal clara, ni dedicando una sola encíclica a este tema.
Si leemos la “Populorumprogressio” de Pablo VI, en el punto 22 explica cómo
debe entenderse el deber del Génesis de “llenad la tierra y sometedla”; en la
“Gaudium et spes” del mismo Papa, expone en su punto 69 cómo debe de entenderse
el que “los bienes de la están destinados a todos los hombres” y en la “Octogésima
adveniens” también del mismo Papa, su punto 21 se titula directamente y sin más
ambages :“Medio Ambiente”. Hay algo de malo en que, siguiendo la doctrina de
los Papas y como buen cristiano, don Carlos Javier también muestre su preocupación
por el tema. ¿Por qué tendría que hablar de lo que cada uno de nosotros quiere
y no de lo que él ve desde una posición más elevada y superior criterio?
En cuanto a los llamados derechos humanos que se dice y con
razón que devienen de la revolución francesa; me permitiréis que algunas veces
utilice la expresión de derechos del hombre pues de esta manera nació en dicha
revolución. Es cierto que la Iglesia no utilizó antes esto porque siempre
defendió y sostuvo que primero fueron las obligaciones o deberes y a
continuación vienen los derechos como garantía de cumplimiento de las mismas.
Hoy sigue defendiendo esto mismo pero cuando se estudia filosofía jurídica y
materias similares. La realidad es que incluso en temas tales como las encíclicas,
y a fin de hacerse entender (muy importante el hacerse entender, aunque es
cierto que no hay más sordo que el que no quiere oír), unas veces utiliza la
expresión de derechos del hombre, otras de derechos de la persona y otras de
derechos humanos. “El compendio de doctrina social de la Iglesia” está plagado
de expresiones como las citadas con lo que, por mor del entendimiento para la
mayoría, puede llevar a equívocos a algunos que se la cojan con papel de fumar
(perdonen Vuestras Excelencias el vulgarismo). En la “Pacem in terris,” en los puntos 11 al 27 se habla de los derechos
del hombre, y el 75 se aboga por la “redacción de una carta de los derechos del
hombre (como vemos,tenemos al santo Papa Juan XXIII utilizando terminología de
la revolución francesa) y para colmo de sus “maldades papales” el 139 de esta
encíclica lo titula a “que la autoridad mundial debe proteger los derechos de
la persona humana”.En la “Gaudium et spes” en el punto 27, y aplicando algunos
razonamientos, el revolucionario y masón Papa Pablo VI habla de los derechos de
la persona humana. Para colmo de males, el Papa Juan Pablo II, que después de
lo que voy a citar deviene incalificable en el marco de algunas lógicas, no en
la mía, desarrolla en la “Laboremexercens” su punto 16 “en el amplio contexto
de los derechos humanos” rematando la faena en la “Sollicitudoreisocialis” cuyo
punto 33 y para colmo de los anatemas lo titula “el respeto de los derechos
humanos.” Y este último Papa que al parecer debía de tener cuerno y pata de
cabra, en su encíclica “Centesimusannus” y como ya antes había dicho qué
entendía por democracia, que no es lo que al parecer muchos de nosotros
creemos, pues os lo he explicado arriba, en el punto 47 de la misma dice “es
necesario(imperativo papal) que los pueblos que están reformando sus
ordenamientos, den a la democracia un auténtico y sólido fundamento mediante el
reconocimiento explícito de estos derechos”(en mi libro de encíclicas, cinco
líneas antes, había citado “al ideal democrático junto con una viva atención y
preocupación por los derechos humanos”). Sobre este tema no voy a abundar más
pero queda más que claro que alguien que sigue la doctrina de la Iglesia y su
terminología no puede ser tildado de mal cristiano, y en el caso que nos ocupar
de ser un mal Príncipe Cristiano, pues el que obedece a Pedro no se equivoca;
en todo caso se equivocará Pedro.Puede que no estemos de acuerdo con Pedro,
pero en este caso tenemos dos problemas, uno con Pedro y su Iglesia y otro de
humildad, lo que no es muy cristiano pues está próximo a la soberbia.
Lo último que quería deciros es que las redes sociales, por
ser públicas, no son las más adecuadas para exponer este tipo de disensiones
que, aun legítimas, deberían de quedar en casa; esto debemos de tenerlo muy
claro pues ya somos mayorcitos. La familia no se elige y el Rey tampoco, nos
vienen dados y los trapos sucios, si los hay (que como acabo de demostraros no
los hay, en todo caso nos falta bastante conocimiento y aceptación de que no
estamos en la posesión de la verdad) se lavan en casa. No tenemos otro que
pueda alegar legitimad y aun si fuera malo (que no lo es) es el mejor que
tenemos; y si lo comparamos con lo que hay por ahí, pues ese es el contexto en
el que hay que hacer las comparaciones, gana muchísimos enteros.
Como comprenderéis flaco favor hacemos al carlismo con estas
trifulcas, pues nuestros enemigos gracias a nuestras imprudencias, estarán
aplaudiendo hasta con las orejas.
Lorenzo Sánchez.
Carlos Javier es un agente europeísta, globalista y al servicio de la usurpación. Emite cantos de sirena, pero ni tan siquiera presenta pleito dinástico. No tiene ningún derecho a nada, como no lo tenía su abuelo, ese se apropió de una herencia que se le confió como albacea.
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