martes, 22 de marzo de 2016

PROGRESO, TRADICIÓN PATRIA


Mi amigo don Jerónimo Merino me ha rogado que continúe hablando y enlace sus ideas con el título de este artículo y es lo que voy a intentar hacer; por todo ello, os diré que Tradición y progreso no son conceptos que se opongan, tan como él apuntaba, sino conceptos retorcidos por algunos para llevar al engaño, pues la tradición es necesaria para que su efecto sea el progreso. El progreso sin tradición sería completamente estéril porque la tradición no implica una cosa fija y cristalizada, porque tradición según su etimología es transmisión o entrega (traditio en latín), que supone el movimiento de una generación a otra de un caudal espiritual de creencias, de ideas,de instituciones, de costumbres; en definitiva no hay progreso sin tradición ni tradición verdadera sin progreso. Para más abundamiento diré que el progreso individual no llega a ser social si la tradición no lo recoge en sus brazos; moriría allí mismo. El progreso es la antorcha que se apaga tristemente si la tradición no la recoge y la levanta para que pase de generación en generación renovando en nuevos ambientes el resplandor de la llama. La tradición es el progreso hereditario; y el progreso, si no es hereditario, no es progreso social.


En definitiva la Tradición no es repetición del pasado. Por la Tradición son lo que son las naciones en toda la dilatación de sus Historias y de los siglos. Es el pasado que sobrevive para hacerse futuro, pero el futuro depende de la decisión del presente. Tradición y libertad, continuidad y creación son los dos pilares del porvenir.Me pregunto pues ¿Quiénes son los carcas? Nosotros no, pues somos los únicos y auténticos progresistas que veo por estos lares.

Alegoría de España . Palacio de D Álvaro de Bazán.


Después de esto ¿qué sería la Tradición sin la Patria o, mejor, la Patria sin la Tradición? La patria es el suelo que nos vio nacer, la tierra que nos vio crecer, el idioma en el que por primera vez escuché las palabras: madre y padre; las primeras oraciones que mi madre me enseñó, la escuela de los escolapios que me instruyeron, la Virgen donde mi padre me enseñó a cantar la Salve, el altar de Sagrado Corazón y de cuya imagen mi padre me enseñó el significado y siempre llevo conmigo. Patria son las procesiones de las fiestas patronales y del Corpus, la mirada como una caricia de mi padre. Y si esto es la parte sensible, la parte intelectual me dice que patria es la tierra de nuestros mayores y ligados a esa tierra unas tradiciones y unos recuerdos que intentamos mantener vivos.


Porque patria viene de padre, la Patria es un caudal espiritual de creencias, de ideas, de instituciones, de costumbres. La Patria es el bagaje que nos entregaron todas las generaciones que nos precedieron, que nosotros sólo poseemos temporalmente y estamos obligados a entregar a nuestros hijos y nietos porque ese bagaje no es nuestro sino de ellos. La Patria se ha hecho durante generaciones de la manera más democrática, por medio de un plebiscito continuado e histórico (plebiscito en el sentido etimológico y correcto de la palabra, no en el peyorativo que se han inventado); por eso y porque no es nuestra, ninguna generación tiene el derecho a disgregarla, ni aunque votemos todos para ello, pues habría que preguntar a nuestros mayores, y ellos ya votaron, incluso con sus vidas. Por supuesto que dentro del concepto Patria y formando parte de ella está el de la sociedad política necesaria, natural, orgánica, perfecta, con territorio determinado, apta para la realización de todos los fines humanos y regida por una potestad soberana e independiente.

Tres generaciones de Requetés.

Si se me permite el símil, y no pretendo ofender a nadie, que tal vez me tilde de sacrílego, la Patria es como la sangre de Cristo que el cáliz contiene y por lo que éste se convierte a su vez en Tradición. Por eso el cáliz se transmuta en sagrado al igual que la Tradición.


Por todo ello la Patria nunca ha sido bien comprendida ni definida, y menos en nuestros días. ¡Patria! Amarla no encierra mérito alguno cuando ello no implica compromiso y cuando el entorno nos es grato, fácil y llevadero. ¡Patria! Que reviste su verdadero valor cuando el pensamiento nos aconseja lo contrario de lo que se nos bombardea y ofrece, cuando el corazón pugna en levantarse en íntima rebeldía, o cuando la arbitrariedad o el error van unidos a la acción de los que nos mandan y gobiernan.


Ésta es la Tradición que hemos recibido, ésta es la Patria que os entregamos, este es el ejemplo que os ofrecemos.


Don José Sanjurjo y Sacanell  “el León del Rif”

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