viernes, 20 de mayo de 2016

LAS DESAMORTIZACIONES.



Lo  primero que hay que dejar claro es que el primer paso de este proceso consistió en un auténtico expolio o confiscación a los legítimos y legales dueños de esas tierras para luego enajenarlas de diversas maneras, todo ello so pretexto de las ”manos muertas”, o sea improductivas, para que el Estado obtuviera con esa enajenación un dinero para pagar sus deudas, y hacer que estas tierras fueran más productivas.

Otra realidad que hay que saber es que este proceso no se inició con los tan cacareados Mendizábal y Madoz sino ya en tiempos del rey Carlos III  (los primeros escarceos no eran una auténtica desamortización ya que se trataba de entregar en arrendamiento las tierras municipales, estando esto detrás del llamado motín de Esquilache y no los sombreros o capas inadecuadamente largos) y al final la opción que se impuso fue la de Jovellanos. Esta opción es la que básicamente se impondrá durante todo el siglo XIX y no solamente afecta a la Iglesia sino también, y más importante, a los llamados terrenos baldíos de los municipios y tierras de los concejos. Igualmente hay que precisar que de todo el terreno desamortizado el 50% sería propiedad municipal, el 30% pertenecía a la Iglesia y el 20% a beneficencia. Haciendo más precisiones la desamortización se iniciaría con los terrenos municipales y concejiles, luego se continuó con las propiedades del clero regular (frailes, monjes, etc.) y posteriormente se continuó con los bienes del clero secular (obispados y parroquias).

Jovellanos

Como hemos insinuado arriba, Jovellanos, partidario del capitalismo liberal, proponía la venta de los terrenos baldíos de los ayuntamientos y también de las llamadas tierras concejiles y bienes propios de los municipios de donde éstos sacaban la mayor parte de sus rentas. Aunque la desamortización se justificaba porque esos terrenos eran poco rentables, tampoco le importaba que esos terrenos cayeran en manos de los componentes de una escasa oligarquía (o sea, en manos de unos pocos y que, como siempre, serían los de siempre) con lo que al final se lograría lo contrario de lo que en teoría se decía que se quería conseguir.

Cuando en tiempos del mejor alcalde de Madrid se inició un primer intento de desamortización, y con un claro fin social, el resultado fue el que las tierras de los municipios pasaron a las oligarquías de éstos, ya que los braceros, quienes deberían de haberse aprovechado de ello, no tenían posibilidad de tener dinero alguno para la compra de esos terrenos previamente confiscados a sus municipios, y la oligarquía se opuso desde el inicio a cualquier reforma social.

Los terrenos municipales o de realengo y de propios arbitrios de los municipios estarán en las distintas desamortizaciones propuestas por Godoy, José Bonaparte y las Cortes de Cádiz. Estas últimas tuvieron cierto intento social en su normativa, pero la realidad fue que la venta de los bienes propios patrimonio sobre los que descansaba el gobierno y la policía rural de los pueblos, terminó según el propio José María Calatrava en manos de tres o cuatro poderosos, que con harto poco estipendio, engrosarían con perjuicio común sus propios intereses.

Durante el llamado trienio liberal las cosas, en los terrenos de realengo confiscados a los municipios, no iban a mejorar dado que uno de los diputados llegó a decir que por defecto de la enajenación, las fincas han pasado a manos de los ricos capitalistas, y éstos, inmediatamente que han tomado posesión de ellas, han hecho un nuevo arriendo, generalmente aumentado la renta al pobre labrador, amenazándole con el despojo en el caso de que no la pague puntualmente.¿Qué estaba pasando? La venta de las tierras se ofrecía en grandes lotes muy baratos pero inasequibles a los pequeños propietarios, (no olvidemos que el labrador que tenía una yunta de bueyes se consideraba rico en la época), pero pagables por las oligarquías adineradas que podían comprar barato esos grandes lotes. Con ello lo pequeños labradores (incluidos los que tenían una yunta) no pudieron entrar en las pujas y las tierras fueron compradas por nobles y burgueses urbanos pudientes con lo que se perdió una oportunidad de crear una clase media; con ello se producía un doble abuso y expolio gravísimo de los bienes de la gente del campo y campesinado en general, que dependían en gran medida de los terrenos municipales de realengo, pues las tierras comunales completaban la precaria economía de los campesinos ya que suponían recolección de frutos o pasto y eran mantenidas y gestionadas por la comunidad. El expolio les condenaba a millones de ellos a la emigración y a la proletarización en unas ciudades que además no estaban industrializadas.

Albores de la Revolución industrial en España.


Lo que ocurría en aquel entonces era que la oligarquía liberal estaba haciendo la revolución capitalista a espaldas y expensas del campesinado y artesanado, por ello, cuando sucede la muerte del rey Fernando VII ponen sus esperanzas en el hermano del Rey, don Carlos María Isidro, al margen del tema jurídico sucesorio, muy complicado para ellos, al que siempre habían conocido como Príncipe de Asturias, al considerarle el garante de que todo lo que estaba pasando iba a cesar, e igualmente ven en él la esperanza de recuperar las tierras y bienes comunales que sus antepasados detentaban desde la Reconquista y por concesión Real en las respectivas Cartas Pueblas o de Poblamiento.

Esto nos pone de manifiesto una realidad histórica que siempre ha sido ocultada (¿por qué será?) por la historia o más bien historiografía oficial y que es el profundo carácter y contenido social que han tenido las Guerras Carlistas.No es menos cierto que lo que comenzaba a pasar en España ya había pasado con la lucha de los jacobitas ingleses, escoceses e irlandeses y de los realistas bretones y vendeanos de Francia, bien el tema foral fuera una peculiaridad española ligada a la Reconquista que sólo en España sucedió.

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SMC D Carlos V

Si nos fijamos más en detalle veremos que en el sur de España, que ya era eminentemente latifundista, debido a que la segunda parte de la Reconquista se hizo favoreciendo a las Ordenes Militares y a las grandes casa señoriales en las que la corona delegó esta empresa, no existían pequeños agricultores que tuvieran medios económicos para pujar en las subastas; mientras que en el norte existía una mayoría de explotaciones pequeñas y medias consecuencia precisamente de la manera que la corona llevó a cabo la primera parte de la Reconquista; las cartas puebla o de poblamiento que no sólo daban tierras a los que allí iban a instalarse, sino al concejo que se constituyera para permitirle su propia gestión,lo que supondrá que en el sur la mayor parte de las poblaciones sean de señorío, frente a las del norte donde abundan mucho más las de realengo. Esto último, junto con los antecedentes contados de las amortizaciones, provocará que los descendientes de los hombres libres de los ayuntamientos de realengo se pronuncien a favor de D. Carlos y explica por qué el movimiento carlista tendrá más pujanza en el norte que en el sur de España. Igualmente este movimiento campesino en general y más en el norte en particular explica por qué a pesar de su pujanza en el norte, nunca una capital de provincia se movilizaría a favor de D. Carlos o sus sucesores, ya que las tierra norteñas confiscadas irían en buena parte, sobre todo las mayores o mejores, a manos de las personas ricas que vivían generalmente en ciudades alejadas de la propiedad. Todo ello supuso la destrucción de un sistema de vida y organizaciones populares de autogestión inveteradas, de siglos de existencia, que habían probado su validez. Esta autogestión municipal y concejil explica, otra vez, parte de la demanda delideario carlista concretado en los fueros y que ha vuelto a ser ocultado resaltando únicamente la parte foral supramunicipal (no olvidemos que las provincias actuales no existían todavía) y que algunos han concretado ¿maliciosamente?, únicamente en los antiguos reinos. Esto sería difícil de justificar si nos fijamos en las Vascongadas, ya que nunca tuvieron esta realidad jurídica independiente y, por otro lado, y en aquella época, los términos vizcaíno y vascongado eran utilizados indistintamente.

La desamortización tendrá la otra faceta más conocida, que es la eclesiástica pero previamente hay que aclarar que la misma fue llevada a cabo desde el odio que los liberales como ideología y su capitalismo como proyección económico-política sentían por la Iglesia. A título de ejemplo, recordar que los religiosos en Madrid fueron acusados de envenenar las fuentes -¿quién sacaba beneficio de esta mentira?- con la consiguientes matanzas de ellos que sin motivo se organizaron, ya que nadie las había envenenado; o la coplilla que un ciego cantaba en el Madrid de 1835: muera Cristo/viva Luzbel/muera don Carlos/viva Isabel.

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Sátira a la Iglesia de inicios del S XIX

En ese contexto se produjo la primera desamortización eclesiástica que solamente afectó a los bienes de la Iglesia regular (religiosos, monasterios, monjas etc.) salvo los escolapios y los hospitalarios. La excusa siguió siendo la misma que la precedente y los resultados con respecto a la concentración de la riqueza en manos de los ricos capitalistasfue similar, pero siguieron acumulando más riqueza. Si nos fijamos en la manera que se realizó diremos que los religiosos de los conventos y monasterios fueron tratados como delincuentes, encerrados en prisiones hasta que fueron expulsados de España. Esto obligó a los pocos ya ancianos que pudieron eludir la expulsión a malvivir míseramente y casi en la clandestinidad “soportando su miseria, escuálido, enlevitado, dando clasesde latín” (Julio Caro Baroja) u otras, y un porcentaje muy alto de jóvenes religiosos y novicios se unió a la suerte de Don Carlos, reforzando aún más el lema de Dios, Patria, Rey que ya se había gritado en las partidas realistas en tiempo de Fernando VII y había comenzado en Cataluña con las tropas catalanas mandadas por el General Ricardos cuando la guerra del Rosellón.

Sí, esto sucedió en tiempos de Mendizábal pero la peor de todas o la mejor para los de siempre, aunque fuera menos conocida, es la de Madoz que ahora sí va a confiscar los bienes de la iglesia secular –parroquias y obispados-. Fue esta desamortización la que alcanzó mayor importancia y la que tuvo mayor volumen de ventas, pero los resultados ya conocidos, en las antes vistas, no cambiaron de rumbo, con el consiguiente perjuicio para España y la mayoría de españoles y el inmenso beneficio casi gratuito obtenido por la minoría que hemos conocido.

Consecuencias de todo este proceso que no terminó en el siglo XIX,  y aparte de las expuestas, fueron que las escuelas municipales que tenían muchos de los ayuntamientos y concejos, y que eran pagadas con las rentas de las tierras expropiadas tuvieron que cerrarse ya que carecían de recursos para pagar a los maestros; con todo ello los amantes de la cultura hicieron un flaco favor a la misma por no tener un plan alternativo. Por si fuera poco los amantes de la cultura, al desaparecer las escuelas monacales, siguieron haciendo otro flaco favor a la cultura pero, como eran auténticos amantes de la misma, al quedar vacíos los monasterios se perdió una buena parte de los libros, códices y demás que albergaban sus bibliotecas junto con las joyas relacionadas con el culto; la mayor parte de todo fue a parar en manos privadas y muy poco se ha podido recuperar. Como el que ama la cultura le gusta hacer este tipo de trabajo, este vacío también supuso que un alto porcentaje del patrimonio inmobiliario de la Iglesia,que era español, sucumbiera por falta de mantenimiento. Sólo hay que ver qué ha pasado con una buena parte de los monasterios que estaban dispersos por España y sólo unos pocos y después de los últimos 50 años de inversión se ha podido recuperar algo de lo que era su gloria arquitectónica (Arlanza, Silos, monasterio de Piedra, Poblet, de la Huelgas y así un largo etcétera) o de los pocos que han sobrevivido en el interior de las ciudades, que después de convertirse en cuarteles han tenido que ser recuperados con un altísimo coste para los ciudadanos.

Escuela rural en el S XIX

A la vista de esto podemos afirmar que los amantes de La Libertad, que solamente creían en la suya o en la de sus hermanos, le hicieron una higa a la libertad de la mayor parte de los españoles, otra, a la libertad de religión en la que no creían pero predicaban con la boca llena y,por terminar, practicaron con otros el exilio de España que cuando antes se les había aplicado reclamaban como inhumano y contrarios a las Leyes de la Patria, la suya.

Aparte de lo ya expuesto es de considerar otras consecuencias que tuvieron las distintas desamortizaciones. En lo que afecta a la Iglesia, ésta asumió el expolio en el Concordato de 1851 ya que el Estado se comprometía a su manutención lo que de hecho refrendaba que la Iglesia ya no se autofinanciaba como antes y perdía influencia en la vida política española al tener menor riquezas, perdiendo, también, independencia para poder denunciar todo aquello que viniendo del poder fuera contrario a la doctrina eclesiástica o simplemente la mera defensa de los menesterosos (sus medios de beneficencia ahora sí que habían pasado a auténticas manos muertas) y de los explotados por los poderosos.

Desde el punto de vista ecológico se puede afirmar que las desamortizaciones que hemos visto hasta ahora fueron, sin duda alguna, la mayor catástrofe ecológica sufrida por la península en los últimos siglos, incluso mayores que las asignadas a las armadas que sostuvieron el Imperio Español. ¿Por qué se ha ocultado esto echando la culpa a quien no puede defenderse? Los oligarcas, a cuyas manos fueron a parar las enormes extensiones de bosque, pagaron las tierras o quisieron recuperar la inversión haciendo carbón con los encinares y demás plantaciones propias del bosque mediterráneo, esquilmando así todos los recursos de los montes que acababan de adquirir provocando la extinción de gran número de especies vegetales y animales de estas comarcas -de paso el pago les salió gratis-. Podemos afirmar que la mayor parte de la deforestación de nuestra península incluyendo la del período de la Reconquista y  la de los navíos de las armadas del Imperio, proviene de esta nefanda época, la época heredera intelectual de la diosa Razón. Como hemos visto millones de hectáreas de montes terminaron taladas y roturadas causando otro inmenso daño al patrimonio español, esta vez en su faceta de la naturaleza, aún perceptible y no minorado por setenta años de reforestación pagados, no por quien obtuvo el beneficio, sino con el dinero de los españoles a coste mayor del que los oligarcas sacaron.

Los tramposos políticos de finales del S XIX y su sistema electoral.

También podemos deducir, dado que el período no terminó hasta los años 20 del siglo XX, que el proceso desamortizador coincidió en el tiempo con la mayor corrupción política y administrativa que hasta entonces había asolado y sufrido España, lo que unido a la gran concentración de grandes latifundios, ya vista, que se focalizó en el sur de España, fue una buena causa, no la única, para explicar la explosión revolucionaria que durante el primer tercio del siglo XX acaeció en el sur de España y que como un reguero de pólvora se propagó a buena parte de ella.¿La desamortización produjo la corrupción o la corrupción produjo la desamortización? Personalmente creo que los capitalistas liberales eran esencialmente corruptos. Junto con lo anterior otra no pequeña parte se pagó con papel del Estado, esto es deuda pública, proveniente de incluso Carlos IV. Ello supuso que algo menos de la mitad de los 14.000 millones de reales procedentes de las subastas salieran de España, principalmente a Inglaterra y Francia.

Dando un giro mayor, y observando el pasado más que reciente y el presente por nosotros vivido,nos encontramos ante una más de las desamortizaciones en la que nosotros, como nuestros mayores, somos esquilmados por la oligarquía que manda en España y la anuencia y participación de una parte no menor de la clase política española. Ciertamente han variado las formas y las añagazas jurídicas pero esencialmente es lo mismo. La riqueza, en el siglo XIX, se fundamentaba en la tierra según el iluminado inglés Adam Smith por lo que a nuestros mayores se les quitó directa o indirectamente la poca tierra que tenían. Cuando a nuestros abuelos, padres y a nosotros mismos se nos convence, por pertenecer a una cultura de ciudad, de que la riqueza consiste en tener un piso y unas matildes (acciones, por si alguno no se acuerda de cuando la Telefónica anunciaba así sus acciones) los hijos, nietos y bisnietos de los que expoliaron a nuestros mayores, con sus leyes en la mano, se apoderan de nuestros pisos y del dinero de unas “acciones” que resultaron que no tenían valor alguno; todo ello iba precedido o acompañado de haber dejado vacías unas Cajas de Ahorro de las que previamente se habían apoderado y después de vaciarlas y so pretexto de que corría peligro el sistema bancario español ha habido que inyectar más de 100.000 millones de euros que evidentemente han pagados los paganos de siempre, vía unos impuestos confiscatorios. De igual manera que nuestros mayores tuvieron que  pasar a una economía de subsistencia o emigrar, debido a revés económico que les impusieron, muchos españoles se encuentran actualmente en una economía de subsistencia gracias al revés económico que les han impuesto los bisnietos y tataranietos de los bisabuelos y tatarabuelos;e igualmente todo ha vuelto a suceder en un marco internacional y nuevamente una importante cantidad de dinero hay que buscarla en el extranjero, si es que se deja encontrar.

Mendizabal

Queridos amigos tal como os decía cuando escribía del servicio militar os he hablado de Mendizábal aunque tal vez os haya decepcionado porque, quizás, tuvierais una idea distinta a lo que os he contado. Ya os dije que algo sabía al respecto ya que fue contemporáneo mío y a mí y a los de mi tiempo ni él ni sus corifeos pueden engañarnos pues sabemos muy bien lo que pasó y por qué levantamos la Bandera del Rey.


Fdo: Jerónimo Merino   “El Cura Merino” 

1 comentario:

  1. Carlos VII con la traición de Morentin, renunció recuperar los bienes desamortizados, causando con ello un grave perjuicio a los voluntarios carlistas más desfavorecidos; con ello destruyó toda la doctrina social del Carlismo. Esa doctrina no se recuperaría hasta el reinado de su nieto SMC Carlos VIII (1943-1953).

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