Amanece en el centro
de Barcelona. El habitual frenesí de la ciudad se desarrolla con
normalidad entorno a la Plaça de Catalunya. En la modernísima,
estrambótica y cosmopolita Barcelona del S. XXI no parece
posible que una nota de color discordante con el entorno resulte
llamativa, puesto que es de hecho la seña de identidad de las
metrópolis de la actualidad.
Aquél día sin
embargo, esas notas discordantes alcanzaron a componer una gran
sinfonía de fraternidad y
dulce sensación popular: S. A. R. el Príncipe de Asturias Don
Carlos Enrique de Borbón Parma,
era presentado al pueblo carlista (y por ende, al pueblo español)
como heredero de la Dinastía Legítima, lo que ocasionó que
alrededor de 300 boinas rojas se congregaran entorno al Monasterio de
Santa Ana, sede de la Orden del Santo Sepulcro, sito en pleno centro
de Barcelona,
Portaban consigo al
Príncipe Carlos Enrique, de seis meses de edad, causa y protagonista
de las actividades programadas para ese día.
Acompañados de su
“guardia pretoriana”, la
otra indiscutible compañía de los Reyes hacia las puertas del
templo y durante su paso por el claustro, fue el incesante bombardeo
de flashes de periodistas, españoles y extranjeros, que se agolpaban
por obtener la mejor instantánea del Príncipe arropado por sus
padres. La tríada Real, que había congregado a cientos de
monárquicos en la Barcelona de Colau. La sucesión, la garantía de
continuidad de una leyenda viva, que por más de 200 años a lo largo
de tres siglos es foco de
resistencia de un pueblo que se resiste a morir, acaso creciéndose a
cada embite que recibe de sus todopoderosos detractores.
Al
término de la misa se rezó un Te Deum en
agradecimiento al Altísimo por el feliz alumbramiento del Príncipe
y por la continuidad de la Dinastía Legítima; acabado lo cual se cantó una Salve a la Virgen María y se
procedió a un acto de imposición de cruces de la Real Orden de la
Legitimidad Proscrita.
El
acto prosiguió su itinerario con la celebración de la Comida de
Hermandad en el restaurante Noray, en el interior de las Reales
Atarazanas de Barcelona. Escasamente pudieron las amplias y suntuosas
instalaciones del restaurante acoger a los cientos de congregados
entorno a la figura del reclamante carlista del Trono de las Españas,
la Reina su esposa y el Príncipe.
Acabado el discurso y tras la extensa ovación de todos los presentes, pasó brevemente el protagonismo a la excelente cocina del Restaurante Noray, que hizo las delicias de los comensales con su exquisita selección de platos gourmet a presupuesto sorprendentemente asequible, para tratarse de una comida de genuino lujo con los Reyes de España. Algunos de los presentes más distinguidos, aprovecharon para leer al público mensajes de quienes se hallaban ausentes en el acto mas presentes con el corazón, así como discursos de agradecimiento a la Familia Real y de enaltecimiento de las virtudes del Carlismo, que también se llevaron su nutrida ración de aplausos.
Mientras
la mayor parte de los asistentes seguían en el restaurante al calor
de la amistad que entre sí profesan casi por pura inercia los
miembros del pueblo carlista, Don
Carlos Javier, Doña Ana María y el príncipe Carlos Enrique
abandonaban el recinto para regresar a su residencia, nuevamente
escoltados por su guardia compuesta por requetés selectos de entre
el pueblo carlista, para tan honroso servicio.
Un
día en el que se ha hecho historia. La Dinastía Carlista ha
predicado con el ejemplo su cercanía a sus leales, su voluntad de
diálogo y su permanencia en los ideales que levantaron las banderas
de la Tradición española desde 1833. En la españolísima
Barcelona, una mañana para la que los metereólogos pronosticaban
las lluvias que Dios ha tenido a bien aplazar, para honrar Su nombre
y dar a la España leal y tradicional la continuidad de la Monarquía
Católica.
Cortesía de Dña. Begoña Pacheco
(Monroy, Cáceres)
Duques de Parma agentes de la usurpación.
ResponderEliminarViva el Rey Legítimo!
Viva S.M.C. Domingo I!
Comunión Carlista Carloctavista.
Duques de Parma agentes de la usurpación.
ResponderEliminarViva el Rey Legítimo!
Viva S.M.C. Domingo I!
Comunión Carlista Carloctavista.