lunes, 14 de marzo de 2016

CÓMO DEJAR DE SER EUROESCÈPTICOS


Nosotros creemos y defendemos la doctrina de espiritualización y superposición de vínculos nacionales y que responde a la práctica federativa de los siglos cristianos. Así se fundó nuestra Patria española y, consecuentemente, así defendemos nuestros ayuntamientos, Reinos y sus fueros.

Muchos de nosotros somos euroescépticos y creo que ello se debe a la deriva que la actual Unión Europea ha tomado. Ésta comenzó siendo la Europa de los ciudadanos, se transformó en la Europa de los comerciantes y actualmente es la de los financieros, banqueros y oligarcas capitalistas. Pero hay una realidad que se impone, que va en una dirección y que no podemos cambiar. ¿Qué podemos hacer o qué podemos aportar los carlistas a esta Europa?


Creo que, tal como decía en el párrafo primero, este proceso de integración que vivió y conformó la unidad de España y su identidad debe de considerarse un proceso siempre abierto; al final de este proceso, estaría como vínculo de unión para todos los europeos la unidad superior y última de la Cristiandad, libre de toda modalidad y contingencia humana. No olvidemos que el mismo Papa Francisco, cuando habló en Estrasburgo a los parlamentarios europeos a inicios de este año de 2015, explicó con toda claridad que la actual crisis que vivíamos era consecuencia principal de que Europa había abandonado la tradición cristiana que la conformó.

Creo que los carlistas podemos aportar una gran riqueza a este proceso, así expuesto, y que sólo nosotros conocemos. De esta manera el proceso que a esa unión llevara habría sido, no la imposición de una parte (vemos que son los políticos sin contar con los ciudadanos europeos y a sus espaldas - en una nueva versión del Despotismo Ilustrado-, y obedeciendo a los banqueros, capitalistas y oligarcas quienes están haciendo la Unión Europea) sino una libre integración o federación vista por todos los pueblos como cosas propia y que para nada anularía las anteriores estructuras nacionales.

Esto es, como nosotros muy bien conocemos, un proceso semejante al que en España condujo a la unidad nacional. La ascensión hacia ese logro debería, por otra parte, marchar al unísono con el progreso material –y exige- el gobierno de cada vez más amplias extensiones y multitudes. En suma lo que acabo de exponer no es sino el proceso medieval federativo y que en mi opinión sigue estando vigente y válido.


Firmado: Jerónimo Merino  “El cura Merino”.

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